viernes, 20 de abril de 2012

Baile a dúo entre el humor y la muerte

Foto: J. L. Gutiérrez - Museo Picasso Málaga


III Ciclo 'Flamenco en el Picasso'. Idea original y coreografía: Fernando Romero. Baile: Fernando Romero y José Manuel Buzón. Lugar: Auditorio del Museo Picasso Málaga. Fecha: Viernes, 20 de abril. Aforo: Casi lleno.


Fernando Romero atesora destacados galardones en el terreno del flamenco, como el Vicente Escudero y el Paco Laberinto del Concurso Nacional de Córdoba, y de la danza en general, como el prestigioso Premio Benois, el Óscar de esta disciplina; de hecho, es el primer bailaor en la historia del flamenco al que se le concede.

Con estas credenciales, había expectación por ver el espectáculo que Romero había pergeñado bajo el epígrafe 'Desplumado', que se presentaba, atinadamente, como "tragicomedia musical, bailada, cantada y hablada", en la clausura del III Ciclo de Flamenco en el Museo Picasso de Málaga, que, en esta edición, ha versado sobre el humor y el juego. La crítica e historiadora de danza, Marta Carrasco, disertó previamente sobre el tema de la muerte en las letras flamencas, en las que no siempre se usa como sinónimo de fatalidad, sino también con ironía y sentido del humor.

Dos bailaores flamencos (Romero y José Manuel Buzón) representan una obra teatral con la danza como elemento central, que, en ocasiones, es puramente flamenca, si bien, cuando bailan otras músicas, deriva hacia la contemporánea. Debe entenderse como una necesidad expresiva del artista y, al tiempo, de abrirse a nuevos públicos, con gustos más eclécticos. 

Arranca el montaje con Buzón en la piel de un bailaor frustrado, preso de su angustia existencial, que ofrece un monólogo autobiográfico salpicado de humor, que le conduce inexorablemente al suicidio. Pero, hete aquí, que se le presenta la muerte (encarnada por Romero), con la que entabla un diálogo, en sentido literal, primero, y con el baile, después. La música enlatada no le resta un ápice de originalidad y autenticidad a la propuesta, que incluye textos de Woody Allen, Roberto Juarroz y Manuela Nogales, así como música de Jesús Torres, Tom Waits, Vangelis Boudounis, Stravinsky, Béla Bartok y el Mississippi Singer Quartet.

A medida que avanza la obra, entre intentos infructuosos de suicidio del protagonista y algún intento de asesinato por parte de la muerte, ambos se intercambian los papeles a la hora de cantar, bailar y monologar. Buzón se revela como un estupendo bailaor y bailarín, si bien Romero, cuando baila, pontifica; pleno de talento, transmite una tremenda seguridad.

La muerte, vestida de negro riguroso, reflexiona, en uno de sus monólogos, sobre el ser humano y su paso por este mundo, palabras que estremecen al respetable, que encuentra en el protagonista el contrapunto humorístico. Cuando éste despierta, entre delirios de grandeza, de su enésimo intento de suicidio, el personaje encarnado por Buzón tiene un momento de lucidez: "Si a mí lo que me gusta es bailar y que me canten despacito". Baila con mucho ángel unas bulerías grabadas con palmas y sin guitarra. Se despiden entre los calurosos aplausos de la concurrencia, que supo digerir este baile a dúo entre el humor y la muerte.

 

miércoles, 11 de abril de 2012

Una voz joven con ecos añejos


Cante: Rosario 'La Tremendita'. Guitarra: Salvador Gutiérrez. Ciclo: 'Flamenco Viene del Sur'. Lugar: Teatro Cánovas de Málaga. Fecha: Miércoles, 11 de abril. Aforo: Media entrada.


Hay cantaores actuales, como subrayaba recientemente Miguel Poveda, que pretenden ser tan rancios como los de antaño. No es el caso de Rosario 'La Tremendita', pues en ella los ecos añejos no son impostados, sino algo que brota de forma natural, como pudimos comprobar en su recital en el Teatro Cánovas de Málaga.

Abrió por malagueñas (cuando tenía previsto hacerlo por granaínas), en un claro guiño a la afición local, pues, según aseguró, le gusta mucho Málaga, "donde tengo muchos amigos y familia". Curiosamente, no las remató con el clásico abandolao. Salvador Gutiérrez, que le acompañaba a la guitarra, ofreció una brillante falseta.

Prosiguió con 'Aires de Triana', polo incluido en su primer disco ('A tiempo') -está a punto de ver la luz su segundo álbum- con mucho sabor y ecos añejos. En la milonga, homenajeó a Marchena. Es un cante que, al igual que la guajira, que también interpretó, se ajusta como un guante a su voz y a su querencia por la melodía. Gutiérrez, sutil, contenido, supo darle su sitio a la cantaora. Como curiosidad, llevaba una guitarra de reserva, algo poco habitual en otros colegas.

Por soleá (no se olvide que procede de Triana, cuna de este palo), se dejó el alma en cada tercio. Se nota que es uno de sus cantes bandera. Fueron una delicia las bulerías dedicadas a su bisabuela ('Enriqueta la Pescaera'), para las que contó, en el disco, con el compás del zapateado de la bailaora Rocío Molina; en esta ocasión, lo marca el guitarrista con los nudillos en la sonanta. ¡Cuánto arte, compás y transmisión!

Por seguiriyas, se mostró doliente y con la carga de profundidad requerida. Sin tener una voz poderosa, arrostró la cabal sin ambages. Confiesa, en un momento dado, que está melancólica y que, por tal motivo, ha cantado por soleá y seguiriyas, con lo que sigue alterando el programa previsto. Pareció mejorar su estado anímico, pues también hubo lugar para cantes festeros, en el último tramo del recital: alegrías, en las que pellizcó con compás; tangos del Chaqueta, en que se mostró respetuosa con la tradición, si bien aporta su peculiar estilo y personalidad; y, en el adiós, bulerías, nuevamente. En agradecimiento a los calurosos aplausos recibidos, ofreció, enhiesta, una vieja copla, bella y emotiva, que le cantaba su abuela.