viernes, 15 de julio de 2011

Bendita sea la pureza… y la fusión


Revista La Flamenca

'Festival de Verano Terral 2011' Málaga. Teatro Echegaray 15/7/2011 

Texto: Francisco Reina
Foto: Daniel Pérez 
Hijo del mítico Perrate de Utrera y nieto del legendario Manuel Torre, Tomás de Perrate parecía predestinado a ocupar un lugar privilegiado en el flamenco, empero estamos ante un cantaor tardío, que obtuvo el espaldarazo definitivo a su carrera al lograr el ‘Giraldillo al Artista Revelación’ en la Bienal de 2002. 

Abrió su actuación por tonás mientras Antonio Moya le marcaba el compás con los nudillos. Canta gitano, puro. No es la suya una voz poderosa, pero sí con personalidad y ecos añejos. Su padre solía incluir en su repertorio los cantes (popularmente conocidos como tangos) del Piyayo, acompañado por la personalísima guitarra de Diego del Gastor. “Hay un cachito de Málaga en mí”, explicó el utrerano, que interpretó dichos cantes con pellizco. Se mostró humilde al arrostrar la malagueña de El Mellizo: “Es una osadía, pero éste es el sitio”. Sin grandes facultades, transmite verdad en su cante. Moya, fino y brillante guitarrista, supo darle su sitio al cantaor, que remató con el clásico abandolao (rondeña y cantes de Juan Breva), muy sentido, aunque le faltara potencia de voz. En las cantiñas de Pinini, salieron a relucir el compás y el duende. Profundo y sincero se mostró en su versión, con bajo y guitarra acústica, del ‘Romance del amargo’, homenaje a Camarón, “sin sus decibelios”.

Un pianista cubano y un batería de Lebrija, sobrino del cantaor, se unen a bajo, percusión y guitarra acústica en una rumba instrumental con toques jazzísticos. Es el preludio de la segunda parte de su actuación. De la pureza a la fusión. Tomás de Perrate, enhiesto, da rienda suelta a su lado más ecléctico. Presenta su nuevo disco, ‘Infundio’, en el que incluye una estupenda versión, muy lograda, de ‘Te vi’, del argentino Fito Páez, por bulerías. Prosigue con ‘Se nos rompió el amor’, de Manuel Alejandro, que cantara Rocío Jurado y también Fernanda de Utrera, a la que homenajea y toma como referente. Pellizco y emoción a flor de piel. Brinda al público una acertada revisión de los cantes del Piyayo con aires cubanos: “Os llevo en el alma”.

Suena el tema que da título a su nuevo álbum, una delicia. Parece un rockero al más puro estilo del sevillano Silvio o el malagueño Rockberto (de Tabletom), recientemente fallecido, desvariando (en el buen sentido) en el escenario. En la despedida, fin de fiesta por bulerías con el soniquete característico de Utrera, al que se suma Antonio Moya, inmenso, con pataíta final de Ricardo Moreno, guitarrista y productor del disco. Un par de peros: a veces, la banda tapa la limitada voz del cantaor y se echó en falta que interpretara una soleá de su tierra. Aun sí, bendita sea la pureza, bendita sea la fusión.

Fuente: www.revistalaflamenca.com

viernes, 8 de julio de 2011

Poveda tomó el castillo de Fuengirola



Revista La Flamenca
`XVI Festival Ciudad de Fuengirola’ - Fuengirola (Málaga). Castillo Sohail 8/7/2011
El castillo Sohail de Fuengirola, abarrotado de público, se rindió ante Miguel Poveda, que ofreció un recital de cante y copla de dos horas y media de duración con el que demostró por qué ocupa el primer puesto del escalafón flamenco.

Abrió por tonás, verdad desnuda del cante, toda una declaración de intenciones. Y prosiguió, en un primer guiño a Málaga, por malagueñas de Chacón, en una recreación personal, rematadas con abandolaos (rondeña y zángano de Puente Genil). Anunció: “De Málaga a ‘Cai’” E interpretó unas cantiñas con mucho sabor y pellizco, en claro homenaje a Camarón y a Cádiz, con algún guiño a Málaga en las letras. Aparece en escena una bailaora con mucho donaire. Se trata de Laura Rozalén, que parece salida de un cuadro costumbrista de los que describía Estébanez Calderón. Formas pretéritas (con mucho hincapié en el braceo) puestas al día. Poveda le da la réplica a Rozalén con una pataíta sin dejar de cantar.

Ofreció, acto seguido, la soleá de Charamusco, con una modulación de la voz exquisita y profunda, arte en estado puro. Esbozó un homenaje a los clásicos, sin guitarra, tras calarse una mascota y apuntar una guajira. Y de los aires caribeños a los tangos de Triana, con mucho compás, con la guitarra magistral de Chicuelo, las palmas de Luis Cantarote y Carlos Grilo y la percusión de Paco González. Y si bien en esta primera parte de su actuación predominó el flamenco, también hubo lugar para la copla: ‘Y sin embargo, te quiero’, muy celebrada, ‘Vino amargo’, de Rafael Farina, y ‘Esta pena mía’, popurrí de coplas incluido en su exitoso álbum ‘Coplas del querer’. A continuación, bulerías sobradas de compás y con guiños a Camarón, con la guitarra excelsa de Chicuelo. Inmenso Poveda, apoteósico, con un absoluto dominio de la escena. Tras una hora de actuación, Joan Albert Amargós pone la pausa con el piano.

Vuelve a escena con chaqueta blanca y ofrece otro popurrí de coplas. No se olvide que es un flamenco que canta copla, por lo que está sobrado de facultades, a las que añade infinidad de matices en la interpretación. Interpreta ‘Ojos verdes’, que dedica a Pasión Vega, allí presente, y la zambra ‘A ciegas’, de Quintero, León y Quiroga, incluida en la banda sonora de la película ‘Los abrazos rotos’, de Almodóvar. Se incorpora Chicuelo y homenajea a Farina, “uno de mis grandes ídolos”, con ‘Como las piedras’. Y entre col y col, sevillanas rocieras, a petición del respetable. Siguen los homenajes, en este caso, a Morente. Suena, espectacular, ‘La aurora de Nueva York’. Dedica un fandango caracolero a una torre del castillo, que le recuerda a la torre de la Vela de la Alhambra. Y continúa con su particular homenaje a los maestros del cante, con ‘La leyenda del tiempo’, de Camarón. Versión luminosa, con toques jazzisticos.

En la despedida, ‘Mis tres puñales’. Pellizco y profusión de melismas. Ya en los bises, la percusión y las palmas introducen con un precioso compás ‘Esos cuatro capotes’, copla por bulerías de La Paquera de Jerez. No podía faltar ‘Alfileres de colores’, que escribió Pedro Rivera tras asistir en la Maestranza a un mano a mano entre Curro Romero y Rafael de Paula y que musicó Diego Carrasco, con el diestro malagueño David Galán dando pases en el escenario. A solas con el piano, canta ‘Te lo juro yo’. Sorpresivamente, y como guinda, aparece en el escenario Pasión Vega e interpreta el estribillo de ‘Y sin embargo, te quiero’. Emoción y belleza a raudales.
 Fuente: www.revistalaflamenca.com